Epistemología de la educación: la literatura como transversalidad liberadora
Alfredo Silva Brito/UNIVDEP
Introducción
La Epistemología de la educación desempeña un papel relevante, pero en la actualidad, obligada a la pasividad. En las siguientes exposiciones se dialogará sobre la importancia de la educación como sujeto u objeto de estudio; para luego determinar la confrontación de la gnoseología con la epistemología.
También se debate sobre la cientificidad de la educación, como plural o singular; lo que conlleva la negación de la doxa y profundizar, desde la realidad misma de la educación, sobre su condición integradora de diversas ciencias.
Lo anterior conectará con el estado actual de la educación, una sumisión voluntaria a los esquemas económicos, o la posibilidad de cura, a través de la insubordinación epistémica desde la literatura.
Para finalizar, se propone el ejercicio de la transversalidad de los materiales literarios en cada ciencia, a fin de que, con ella, la educación se reapropie de su estado guía y formador de seres humanos para el conocimiento verdadero o válido.
Educación: sujeto u objeto de conocimiento
Pensar la ciencia desde la perspectiva filosófica es una tarea sistematizada por el tiempo y el espacio que rodea la gama de acciones humanas. El conocimiento de la verdad y su validez están determinados por el dominio de los imperios del momento, así, han surgido diversas manifestaciones sobre ella, Kuhn, Lakatos, Feyerabend; o bien, escuelas con posiciones uniformes como la Teoría Crítica, el Circulo de Viena, son muestra de ello.
Sin embargo, el debate se sostiene en cuanto al alcance real de las mismas; la epistemología ha logrado insertarse como el dominio del sujeto sobre el objeto. Esta postura tradicional engloba una sujeción final, la determinación limitada de métodos conservadores devenidos en ideologismos.
Por otro lado, la gnoseología, atraviesa el parangón del sujeto para vincularlo con la realidad estructurada; forma y materia caracterizan a esta propuesta, mientras que la epistemología es un sujeto secularizado, escindido del objeto; en la segunda postura, el sujeto y el objeto están plenamente asociados, véase por ejemplo la Investigación Acción Participativa, (IAP); en esta línea Fals Borda, destacó que la “educación debe hacerse no pensando en la academia sino en el mundo, en la vida, en el contexto. Es educar en los problemas reales”, (Citado por Rincón, 2016).
El conflicto entre la epistemología secularizante y la gnoseología materialista, entonces, radica en la capacidad de los grupos académicos o políticos, de apoderarse de los instrumentos para el conocimiento, una salida a esta disyuntiva es el anarquismo epistemológico:
“La única cosa a la que se opone positiva y absolutamente [el anarquista epistemológico] es a los criterios universales, a las leyes universales, a las ideas universales tales como ‘Verdad’, ‘Razón’, ‘Justicia’, ‘Amor’, y al comportamiento que provocan, aunque no niega que a menudo es una buena política actuar como si existieran tales leyes (criterios, ideas), y como si él creyera en ellas”, (Feyerabend, citado por Aguirre, 2018).
Por ello, caer en una única expresión científica, volvería dogmática a la presuposición de una sola forma de acceder al conocimiento, el orden es un caos, visible en el ámbito educativo, que comprende su dimensión plural y en ocasiones ambivalente.
Educación: del singular al plural.
La investigación científica tiene como objetivo crear conocimiento, sin embargo, los matices de ésta están determinados desde el monopolio de las especificaciones, es decir, cada una de las ramas del conocimiento humano contiene sus propias proporciones codificables; la física, la química, la ciencia política, contienen un léxico propio para alcanzar su potencial identificador científico.
En materia educativa se engloban diversas ciencias, psicología, política, administración, sociología, historia, entre otras; por todo ello, no se debe singularizar como ciencia de la educación, antes bien, como su plural; en este sentido, se cumplirá la fase primordial de formar al ser humano bajo su propia condición, la condición humana: el hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo, (Arendt, 2009).
Sumisión o sublevación de las Ciencias de la Educación: el discurso del capitalismo
Las diferentes posturas pedagógicas: conductistas, humanistas, cognitivos, constructivistas; han intentado conducir al ser humano a un estadio más elevado para una sana conjugación de relaciones sociales, sin embargo, existen enemigos que, más allá de lo estrictamente académico, se confrontan con el enemigo invisible es decir, la globalización del capital.
La inversión educación por dinero, ha traído consecuencias por demás casi irremediables, el sentido de lo humano deviene en objeto, la capacidad de asociación se cuantifica en salarios y oportunidades, la política educativa se evalúa desde las urgencias de Darwinismo económico. Véase por ejemplo el aprendizaje del inglés, que, por oferta y demanda, es necesario para la cualificación curricular de espacios laborales, olvidando la importancia de la jurisprudencia de la tierra[1], ésta, transforma el centro racional económico por un derecho de todo ser viviente, incluyendo las lenguas de los pueblos originarios.
En la actualidad, la educación y sus actores reformadores someten sus ideas epistémicas al consorcio de leyes económicas o monetarias. Esto hace imprescindible una educación insumisa, que se fortalezca desde el arma más seria y secreta: la literatura.
Literatura: ciencia para la educación.
Los materiales literarios lo constituyen aquellos constructos de la razón humana, no todo es literatura, únicamente lo que es derivado de una estructura apegada a la lógica dialéctica y no los escritos reduccionistas a la psicología:
La Literatura es una construcción humana y racional, que se abre camino hacia la libertad a través de la lucha y el enfrentamiento dialéctico, que utiliza signos del sistema lingüístico, a los que confiere un valor estético y otorga un estatuto de ficción, y que se desarrolla a través de un proceso comunicativo de dimensiones históricas, geográficas y políticas, cuyas figuras fundamentales son el autor, la obra, el lector y el intérprete o transductor, (Maestro, 2014).
La ontología de la literatura que comprende tanto, al escritor, lo escrito, el lector, y el intérprete, son también la ontología educativa desde esta perspectiva; el escritor lo es el pedagogo o educador; lo escrito, refiere al conocimiento implícito que se comparte; el lector, el estudiante que recibe el conocimiento, por último, el intérprete es el resultado de la capacidad de actuar sobre la realidad cognoscible, es decir, materialista y para todas las realidades científicas, además circularista e intercambiable entre los propios elementos otológicos.
Conclusión: educar para la libertad desde la literatura.
Los enfrentamientos epistémicos en educación han sido orillados al abismo; la única forma de ofrecer certeza hacia la humanización del sujeto de conocimiento, son otros humanos que, con el arte de crear con palabras racionales, lo empírico desde la ficción, redunde en cada una de las carreras, cada una de las licenciaturas, de las ciencias naturales o sociales. Transversalizar la Literatura es el paradigma que unificará el sentido y la razón, o más propiamente, un espacio sentipensante[2], es decir, la fuerza del corazón con la fuerza de la razón.
Referencias Electrónicas
Aguirre, J. (2018). De Sousa Santos y Feyerabend sobre la proliferación de alternativas. Cinta moebio 61: 1-11 doi: 10.4067/S0717-554X2018000100001
recuperado de: https://scielo.conicyt.cl/pdf/cmoebio/n61/0717-554X-cmoebio-61-00001.pdf
Arendt, H. (2009). La Condición Humana. Paidos. Argentina. Recuperado de: https://clea.edu.mx/biblioteca/Arendt%20Hanna%20-%20La%20Condicion%20Humana.pdf
Maestro, J. (2014). Literatura. Crítica de la razón literaria. España. Recuperado de: http://jesus-g-maestro.blogspot.com/2014/06/literatura.html
Rincón, J. (2016). La investigación acción participativa como filosofía de vida del intelectual crítico: algunas contribuciones a la formación del universitario. Revista Educación y Territorio. Vol. 7 Número 12 de 2017. Pág. 109 a 128. Colombia. Recuperado de:https://www.jdc.edu.co/revistas/index.php/reyte/article/download/255/278/
[1] La Jurisprudencia de la Tierra, término usado por Thomas Berry, 67 sacerdote y teólogo ecológico, destacó que, en la actualidad, todos los derechos han sido concedidos a los seres humanos y que otros modos de existencia no humana no tienen derechos. En consecuencia, todos los otros componentes no humanos no tienen valor y solo son tomados en cuenta en tanto sirven al ser humano. En este contexto, lo que no es humano se convierte en algo totalmente vulnerable a la explotación por el humano
[2] Para mayor abundamiento, el concepto sentipensante nace de aquellas sabias palabras de los pescadores en San Benito Abad (Sucre) el sociólogo Orlando Fals Borda lo recuerda: “Nosotros actuamos con el corazón, pero también empleamos la cabeza, y cuando combinamos las dos cosas así, somos sentipensantes”.